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En busca de la tierra prometida, parte 1.

Hacía tanto tiempo que la tierra había dejado de ser habitable que ya nadie recordaba lo que era sentir el sol en la piel en una tarde de invierno; nadie sabía qué olor tenía la tierra cuando llovía en verano; ninguno había puesto un pie en el agua, escalado una montaña o conocido la nieve. Lo que sabían era por fotos, videos, hologramas y leyendas. Tampoco sabían qué era una hamburguesa porque los animales no habían sobrevivido como habían pensado.

Aquel día, como muchos otros, Kar se encontraba mirando fotos de comida terrestre mientras se preguntaba si el pescado sería rico.

Un golpe en la puerta metálica de su habitación hizo que se sobresaltara.

—Adelante.

—General Kar.

La aludida puso los ojos en blanco; parecía que hablaba con una pared.

—Solo Kar, Kurtis. ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? —El hombre se encogió de hombros. Era demasiado protocolario para hacerle caso—. Da igual, ¿qué quieres?

—El consejo la espera, General.

Kar se levantó del sillón sin más preguntas; con Kurtis detrás de ella, se dirigió a la sala donde se reunía el consejo. Esta vez había sido de emergencia, estaban muy lejos de la fecha fijada para ese mes.

Caminaron por un pasillo con grandes ventanas circulares de vidrio triple, que dejaban ver el universo; muchos jóvenes pasaban el día ahí mirando las estrellas y haciéndose las mismas preguntas que sus antepasados.

Al llegar, un sensor de reconocimiento les abrió la puerta.

— ¡Kar! Gracias por venir tan rápido.

—No hacen falta las palabras bonitas, Zel.

El joven hombre que estaba sentado detrás de un holograma de la estación espacial se mordió la lengua. No le caía bien su general, pero la revolución no estaba lista aún.

—Tienes que ver esto. —Nan llamó la atención de Kar. Era la encargada de la alimentación.

Kar miró el nuevo holograma que apareció sobre la mesa.

— ¿Qué se supone que estoy viendo? ¿Qué es esto?

—Estamos muriendo, Kar. —Zel no era de palabras amables, solo aduladoras cuando lo necesitaba.

Kar no sabía cómo reaccionar ante esa afirmación. Jamás le habían enseñado a afrontar situaciones límites como esa. Había revueltas, personas que no se llevaban bien, personas que creían que el consejo no estaba haciendo bien las cosas… Y quizás hubiesen tenido la razón todo este tiempo.


 

Encuentra la segunda parte de esta historia el próximo mes.

Relato escrito por la autora uruguaya Romina Beltaine.

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